En manos propias
Racing empató 0-0 en su visita a Boca, en la ida de los cuartos de final de la Copa Conmebol Libertadores. En 90 minutos exigentes, el equipo supo acomodarse a jugar más cerca de su arco que del ajeno, pero sin ofrecer grietas. A pesar de que el rival terminó con cinco delanteros, Racing no pasó riesgos mayores. En una semana buscará cerrar la serie en Avellaneda.
Bien parado, con esfuerzo, coordinación y determinación para no eludir las dificultades que la exigencia de 90 minutos complejos le pusieron enfrente. Así se fue Racing de la Bombonera, con el 0-0 del partido de ida de los cuartos de final de la Copa Libertadores. En una semana, en el Cilindro, afrontará otra prueba con la certeza de que el objetivo tendrá las mismas demandas y que habrá respuestas a la altura…
Racing tuvo que adaptarse a lo que no acostumbra: ausencia de posesión y el dictado de los tiempos por parte del rival. Se vio en el primer tiempo, cuando la línea de cinco que el local había plantado en defensa se desmembraba para reducirse a tres centrales y ensanchar el campo con Advíncula por derecha y, sobre todo, Fabra por izquierda. Fue esa zona la preferida por Boca para recargar la banda con el lanzamiento de Valentini y las conexiones con Barco, ubicado desde el inicio como extremo izquierdo. Si bien Racing no dispuso mucho tiempo de la pelota, cuando la tuvo buscó prolongar la circulación para que la bola les llegara a Ojeda y Romero. La firmeza estuvo atrás, con Sigali oportuno en cada cruce y Oroz concentrado para sumarse al bloque bajo. Un estupendo cierre del volante cuando Medina estaba por empujarla al fondo del arco luego de un desborde de Fabra representó una de las dos llegadas nítidas del primer capítulo. La otra también fue de Boca, en el inicio, con un cabezazo de Cavani tapado por Arias junto a su poste derecho.
Racing creció en la segunda parte porque discutió la posesión más lejos de Arias, porque conectó pases con frecuencia y porque ajustó mejor la región externa, esa donde Boca había prosperado. Así, las inquietudes se redujeron, ya que apenas un remate de Merentiel que tapó Arias resultó la única zozobra en los segundos 45 minutos. A Racing, es cierto, le faltó profundidad para promover peligro en el área ajena. Lo logró un par de veces con pases largos y exactos a Romero, el primero de Oroz y el segundo de Gómez, que el delantero lejos estuvo de resolver con lucidez por dificultades en el control. En el saldo queda la madurez y tranquilidad con que el equipo de Fernando Gago asumió y desarrolló su idea, que ni siquiera se alteró cuando Boca acumuló a Zeballos, Merentiel, Cavani, Janson y Benedetto en su desesperación por querer cerrar una serie que se resolverá en una semana.