DERROTA FRENTE A ARGENTINOS
El pase asociado y la progresión a partir de la posesión ya son certezas en Racing. Pero la capacidad de adaptación a los diferentes contextos de competencia representa una virtud a partir de una evidencia: no todos los rivales son iguales. Y Argentinos, aun con un perfil de juego definido, resulta más complicado en su cancha. El terreno corto de su estadio es otro atributo que se le reconoce porque sabe cómo obtener ventaja.
Racing buscó contrarrestarlo con una línea defensiva con altura (Cáceres y Galván estuvieron en el 11), presión en el medio y salida recta y rápida para buscar romper el achique local. Funcionó durante 20 minutos, hasta que Argentinos empezó a volcar sus avances para que Cabral jugara mano a mano con Cáceres: dos centros desde allí exigieron a Arias (la tapada con los pies a Nuss fue notable) y en otro duelo individual, el lateral cometió una fuerte infracción que derivó en expulsión, VAR mediante. El equipo, entonces, debió sobreadaptarse. Y esa reconversión pudo haber alcanzado el 1-0 en el cierre del primer tiempo, cuando un pase al milímetro, al vacío, de Oroz, dejó a Romero frente a Lanzillota, con estupenda respuesta del arquero.
Esa situación fue la final, porque no hubo durante los segundos 45 minutos alguna aproximación que inspirara sensación de festejo. Es más: Argentinos, con la ventaja añadida de la superioridad en número, cargó la zona ofensiva y transformó a Arias -secundado por Sigali- en pilares de la resistencia. El central impidió, de arranque, el gol casi en la línea y después el arquero tapó dos remates en el área chica, todo en menos de cinco minutos. La pardoja se dio porque el 1-0 se produjo cuando el vendaval había cesado y no había indicios de que el empate en cero pudiera modificarse. Eso, por todo el marco, habría representado un alivio…