Extremos reconvertidos: el camino que eligió Racing para formar sus propios laterales después de años de sequía

Extremos reconvertidos: el camino que eligió Racing para formar sus propios laterales después de años de sequía

Tras mucho tiempo sin promover laterales de sus inferiores, hoy Racing cuenta con Juan Cáceres asentado y dos jugadores más con proyección. 

Era noviembre de 2016 y Diego Milito lanzaba: “Me duele mucho que en cada mercado de pases tengamos que ir a buscar un lateral”. Fue en una entrevista con la revista Paladar Académico. Ya no era jugador de Racing, pero empezaba a proyectar una posible vuelta al club para ejercer el cargo de Director Deportivo. Hasta ese momento, el último lateral surgido del predio Tita Mattiussi que había logrado consolidarse en la primera división era José Luis Gómez, que en 2013 jugó 31 partidos y fue cedido a préstamo a San Martín de San Juan y Lanús consecutivamente para que luego el Grana lo compre. Desde la vuelta a la democracia en el club, en diciembre de 2008, tocaron el primer equipo laterales como Ángel García, Hugo Silva, Mauro Bazán y Brian Lluy. Solo este último pudo asentarse y jugó más de cincuenta partidos. Además, en los últimos diez años, se incorporaron dieciséis laterales, incluido Iván Pillud, que justamente ya cumplió una década vistiendo la camiseta de la Academia. El déficit en la formación de futbolistas para el puesto estaba en evidencia. Y los gastos económicos que ese déficit le generaba, también.

Cuando la nueva Secretaría Técnica aterrizó en Racing en diciembre de 2017, con Miguel Gomis como coordinador de las divisiones inferiores y un scout cada dos categorías, algunos movimientos sirvieron para comenzar a atacar la problemática. Las dificultades que tenía Racing para formar a sus propios laterales responden un poco a un contexto más globalizado: el puesto tuvo su evolución particular en el mundo, ya que se pasó de buscar un modelo de jugador fuerte desde lo atlético a uno en el que se prioriza más la técnica, y en Racing aún no se había asimilado del todo ese nuevo paradigma. Algunos entrenadores preferían usar centrales tirados a las bandas, para buscar una mayor solidez, y otros sí buscaban jugadores más ofensivos. Era como si una categoría fuese independiente de la otra y no se seguía una misma línea en el club. “Pasó como con los arqueros, que ahora se les pide mayor juego con los pies. Desde hace un tiempo que a los laterales se les exige cosas más importantes que marcar, tienen que tener buena proyección, ganar duelos ofensivos.”, señala Gomis. También explica cómo el 4-4-2 perjudica la formación de laterales en el fútbol juvenil: en ese sistema, en la fase defensiva están protegidos por los volantes y en la ofensiva se les tapa la proyección. “Entonces en defensa siempre van a estar 2vs1 a favor y en ataque no adquieren la lectura del juego ofensivo necesaria. Lo fuimos cambiando, para que sí tengan esos duelos abajo y sepan pasar al ataque, que tengan ductilidad para atacar y defender”, agrega. Para jugar en un club como Racing, que se supone que tendrá la intención de ser protagonista en la mayoría de los partidos que se disputen, los laterales deben ser importantes de mitad de cancha hacia adelante y ser fuertes en los duelos defensivos. Dentro del proyecto integral que se empezaba a desarrollar en el Tita, la búsqueda de laterales estaba subrayada y se le dio inicio a partir del trabajo en conjunto con los entrenadores.

En esa primera mitad de 2018, como respuesta a un faltante, Juan José Cáceres empezó su transformación. Entre Arregui (98) y Rotela (99) alternaban en el lateral derecho de la reserva sin lograr asentarse. El primero se destacaba por tener una gran capacidad atlética, pero técnicamente le costaban las finalizaciones. Y el segundo no terminaba de convencer por la fase defensiva, aunque era muy rápido y atacaba bien los espacios vacíos. Cáceres era extremo, pero en Racing sabían que en esa posición le iba a costar dar el salto a la primera división, sobre todo porque no cuenta con un buen uno contra uno en su repertorio. Incluso creían que podía competir de interno, porque tenía buena llegada al área y mucho despliegue. Pero finalmente no resultó porque no era bueno para asociarse por dentro ni destacaba por su remate al arco. Se le propuso a Juan Ramón Fleita, entrenador de la reserva en ese entonces, que lo tenga en cuenta como lateral derecho y rápidamente logró consolidarse. “Cáceres tiene buen juego aéreo y una disputa cuerpo a cuerpo muy destacada. Son todas características para un lateral, no para un interno ni para un extremo”, aporta alguien que vio de cerca el proceso de adaptación al nuevo puesto. Del otro lado de la cancha, en el lateral izquierdo, Racing cuenta hoy con dos futbolistas con proyección: Fabián Sánchez (2001) e Ignacio Galván (2002). Ambos, al igual que Cáceres, fueron extremos reconvertidos ante la necesidad de cubrir un espacio, pero también con la idea de descubrir potencialidades ocultas.

En la caída por 2 a 0 ante Atlético Tucumán por la Copa Diego Maradona, Sebastián Beccacece hizo debutar a Fabián Sánchez como lateral/volante en un 3-5-2. Dos años antes, Diego Rendo, entrenador de la Sexta División, fue quién se la jugó por él para jugar en la posición de lateral izquierdo. La categoría no tenía un jugador afianzado al puesto pero sí varios potenciales candidatos. Sánchez era un extremo técnico, con buena capacidad para asociar por banda pero con dificultades en las finalizaciones cuando tenía que usar la pierna derecha. En constante diálogo con los scouts de Racing, el entrenador de la categoría decidió empezar a usarlo en la posición de lateral izquierdo y se destacó, sobre todo en la parte ofensiva: hoy es un jugador lineal y que ataca bien los espacios, lo que no le exige tener un gran manejo de su perfil inhábil y le permite aprovechar sus buenas terminaciones con zurda. Aunque es agresivo para marcar, tiene una dificultad en los retrocesos que llevó a algunos entrenadores a pensar en volver a utilizarlo como puntero. De hecho, el propio Beccacece lo usó respaldado por una línea de tres para protegerlo. En Racing no dudan: es lateral, puesto en el que llegó a entrar en los planes de Fernando Batista para la Selección Sub 20 de Argentina. El cambio de posición de Sánchez también le asignó a Fernando Prado un nuevo sector en la cancha: el Uruguayo, que alternaba como lateral, pasó a ser marcador central, puesto en el que debutó en primera y hoy es habitual titular en reserva.

Ese mismo año, la Séptima División tampoco tenía un lateral izquierdo claro. En el puesto alternaban centrales zurdos tirados a la banda o laterales puros que no lograban asentarse, sobre todo por cuestiones físicas. En ese equipo, el extremo izquierdo titular era Ignacio Galván. Es un futbolista que siempre destacó por sus condiciones atléticas: es rápido, resistente y potente. Desde lo técnico, sus finalizaciones con zurda son muy buenas, pero no cuenta con un gran manejo del perfil diestro y tampoco se destaca por el uno contra uno corto. Entonces era un jugador lineal, que si se imponía por afuera lo hacía al atacar espacios, sacándole provecho a su velocidad. La principal diferencia entre un extremo y un lateral en un 4-2-3-1 o un 4-3-3 es que el lateral ataca espacios vacíos y el extremo mayormente tendrá la oposición del lateral rival. Teniendo en cuenta que lo mejor que tenía Galván para dar era con espacios por delante y que atléticamente estaba en condiciones de hacer recorridos largos, fue desplazado al lateral izquierdo y los resultados fueron más que satisfactorios: al año siguiente, jugó todos los partidos de titular en la sexta que se coronó campeona ante San Lorenzo en cancha de Lanús. Un entrenador que dirigió tanto a Fabián Sánchez como a Galván recuerda cuál fue el punto en el punto en el que más hubo que trabajar: “Los dos eran buenos en los duelos porque son agresivos para defender, pero se les complicaban los cierres. Perseguían mucho las marcas. Para corregirlo hacíamos un ejercicio que consistía en lanzarle pelotas largas a las espaldas para que tenga que salir el central a hacer la cobertura afuera y ellos meterse a cerrar la línea. Con repetición ambos fueron aprendiendo y hoy lo tienen asimilado”.

Si bien, en lo particular Racing estaba estancado, el problema de la formación de laterales en Argentina viene de arrastre. “En las categorías menores de la mayoría de los clubes es común que haya muchos extremos y pocos laterales”, explica un entrenador del club. Ese es el momento para reconocer a qué futbolistas les va a costar más competir en el puesto de extremo y si tiene condiciones para retrasarse en el campo. Y siempre en el marco de una búsqueda, que no es lo mismo que cuando un desplazamiento se da por decantación o por una emergencia. Actualmente, en la primera división del fútbol argentino se pueden destacar los casos de Francisco Ortega, de Vélez, y Alexandro Bernabei, de Lanús, que también fueron reconvertidos en procesos similares al que atravesaron los chicos de Racing. En la actualidad, además de contar con el autor del gol del empate ante Rentistas, Juan Antonio Pizzi suele convocar para la primera división a Ignacio Galván, que aún no debutó. Fabián Sánchez se encuentra recuperándose de una lesión de ligamentos, pero ya participó de tres partidos con el primer equipo y fue convocado a la Selección Argentina sub 20. En Racing, antes que colgarse una medalla por el trabajo realizado se destaca “el mérito individual de cada uno de los chicos por haber logrado adaptarse a lo que se les pidió”. Abastecer al primer equipo con jugadores surgidos de la casa es un desafío asumido para todas las posiciones del campo, pero el caso de los laterales en Racing se volvió prioridad debido al gasto acumulado y la deficiente producción de años anteriores. Por delante, aún queda la etapa de consolidación y los mercados de pases futuros en los que se comprobará si estas intenciones pueden cumplirse.

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