El «partido perfecto» que pensó Coudet

El «partido perfecto» que pensó Coudet

A Coudet no le quitó el sueño que Racing haya dado solo 407 pases en su victoria en la Bombonera, un número que queda chico si se lo compara con los 612 que dio en la fecha anterior contra Aldosivi. El desarrollo del partido fue casi idéntico a lo que había escrito en una hoja de papel luego del entrenamiento del jueves previo al juego: Alfaro arma un cerco en el centro del campo con su 4-1-4-1 e impide encontrar con facilidad los pases favoritos de Racing. Había que evitarlos.

 

El 4-1-4-1 de Alfaro busca correr menos hacia los costados. Villa y Obando jugaron cerca de Soto y Pillud, mientras que por dentro Campuzano como base y Reynoso y Capaldo como interiores controlaron sus zonas. Entonces para Racing era muy difícil encontrar un pase hacia sus propios interiores, porque Montoya, Rojas y Zaracho estaban enjaulados. Y mover la pelota a lo ancho no era una solución, porque no le provocaba fisuras a la poblada línea de mediocampistas de Boca, que además contaba con un apoyo constante de Weigandt y Fabra, que en cuanto detectaban una línea de pase hacia los volantes de Racing no dudaban en cerrarse para marcar.

 

Pero había un movimiento del que Racing podía sacar provecho: Reynoso y Capaldo jugaron al acecho de los centrales, a los costados de Soldano. Cuando la pelota iba hacia Domínguez, Capaldo se desprendía de la línea de volantes para impedirle el traslado o el pase hacia adelante. Cuando iba hacia Sigali (Donatti luego), Reynoso hacía lo propio. Entonces, Racing podía generar adelantamientos. Al estirar su primera línea en salida, con algunos pases hacia atrás invitó a Boca a adelantarse, generaba una atracción que era seguida por un envío largo, directo a los delanteros, que recibían rápidamente el apoyo de los volantes.

 

Marcelo Díaz y Coudet sabían que el Chileno iba a ser el hombre libre de Racing, por lo que era importante que tenga movilidad y se encargue de dirigir esas atracciones. Sin embargo, jugó por debajo de su porcentaje habitual de efectividad en pases, un imponderable que le quitó consistencia a los ataques. En la cuestión defensiva, los contragolpes de Boca con Villa fueron una amenaza cuando el partido estaba 0 a 0; el pase al espacio de Reynoso era automático, por lo que Soto tuvo que ajustarse a priorizar la marca del colombiano por sobre sus participaciones ofensivas pese a que era tentador atacar por ese sector para aprovechar las desatenciones del propio Villa.

 

Terminar el partido con tres centrales en campo estaba en los planes. Si Racing lograba ponerse en ventaja, Boca tenía a Hurtado como variante, que ingresó por Villa, entonces iba a ser necesario sumar un jugador más a la defensa para no jugar mano a mano contra los dos centrodelanteros rivales. El dibujo pasó del inicial y clásico 4-1-3-2 a un 5-4-1 con una premisa: que Mauro Zárate y Alexis Mac Allister no jueguen de frente al arco. “Pudimos hacer algunos pases más, estuvimos imprecisos”, dijo Coudet, aunque luego agregó que “el partido preparado salió a la perfección”.

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