¨Le tengo miedo a la soledad¨

¨Le tengo miedo a la soledad¨

Por Gonzalo Cardozo«Che, espero que se haya grabado, ¿no?». Después de 44 minutos de entrevista, eso fue lo primero que dijo Lisandro López al terminar la charla esperando que no haya fallado el grabador. Apasionado hasta para barrer el piso, como se define, aparece en ojotas, short y musculosa -así como anda siempre en su Rafael Obligado natal- por el playón del Cilindro 15 minutos antes del horario pautado para la nota.                       Posado en la platea A del estadio, con sus pies apoyados en la butaca de adelante, se presenta una rareza: el capitán al que todos los hinchas ovacionan en cada partido de local, se encuentra en el lugar desde donde salen los aplausos. Cómodo desde la postura, pero sabiendo que su sitio no es ese sino adentro de la cancha. Disfruta del reconocimiento de la gente aunque advierte que, si pudiera apretar un botón para que nadie lo reconociera, le encantaría hacerlo.                                                 Se describe como un tipo tranquilo al que le gusta pescar, tomar mate y jugar al fútbol. Por lo tanto, quiere separarse de la imagen de fastidioso que se construyó de él en el campo de juego. “Es propio de la tensión con la que vivo los partidos. Un poco de adrenalina, nerviosismo y muchas veces cagazo. Y yo no vivo de esa manera”, señala el delantero. El viejo –como lo apodaron en el vestuario- sigue viviendo los partidos como un pibito y eso le gusta. “Siempre tengo miedo antes de salir a la cancha, porque el valiente no es el que no tiene miedo, sino el que lo tiene y sigue para adelante”.                                                              Este es Licha; o Lichi, como le dijeron siempre en su pueblo.

-¿Es miedo a perder?

-No sé si miedo a perder o a que nos vaya mal, es más el no poder tener el control de la situación en ese momento. No sé si es miedo o incertidumbre, pero a mí me da ese cosquilleo en la panza.

¿Y cuándo se va esa sensación?

-Se va con el correr de los minutos. Pero antes de entrar a la cancha estoy siempre nervioso. Casi nunca puedo dormir siesta el día del partido.

-Saliendo del fútbol, ¿tenés otro tipo de miedo? Algunos dicen a la muerte…

-No, a eso no. Sí le tengo miedo a la soledad.

-¿No te gusta estar solo?

-Sí, me encanta. Pero no es lo mismo ser solitario que estar en soledad.

-¿Cuál es la diferencia?

-Que, si vos sos un tipo solitario y querés compartir algo con alguien, tenés la gente. En la soledad, no. Estar realmente solo y que las cosas que a vos te gustan no tengas con quien compartirlas es muy difícil. Le tengo temor a eso y ojalá que siempre tenga la gente necesaria, porque eso es lo mas importante. Una persona en la que uno pueda confiar, contarle alguna cosa, ya sea buena o mala, y que también cuente conmigo. Eso es fundamental.

-¿Por qué te gusta tanto tu pueblo?

Porque el barrio es mi infancia, mi adolescencia…el lugar donde viví momentos maravillosos, donde tengo mi familia, donde tengo mis amigos, donde tengo el fiambre y el pan que me gusta. Tengo muchísimas cosas que amo y por eso me gusta tanto.

-A diferencia de la cuidad, ¿no?

-En el campo son 800 habitantes, tenés que esquivar a los perros en la calle porque no se corren, ja. Ir al pueblo es ponerme un short, una musculosa y andar en patas o chinelas para cualquier lado. Es otra vida. Ahí soy Lichi, desde toda la vida.

-¿Por qué quisiste ser futbolista? ¿Cuándo te diste cuenta que podías vivir de esto?

-A los 18, cuando vine para acá. Obviamente que me gustó y apasionó desde siempre porque mi viejo fue jugador amateur. En aquel momento se le daba mucha importancia a los campeonatos regionales. Mi viejo fue un gran jugador de fútbol, jugaba de 9 también. Se había probado en Chacarita y Loma Negra, que en ese momento estaba en primera. Heredé la pasión de él. Empecé a los 9 años en Newbery de Rojas hasta los 17, que llegué acá. Para mí era un hobby hasta ese momento.

-¿Y cómo llegaste a Racing?

-Se habían armado unos torneos bonaerenses y ahí me vio Miguel Micó, que dirigía esa categoría de Lanús (83) en ese momento y me dijo que quería que me viniera a jugar a Buenos Aires. En ese interín, él pasa a trabajar en Racing y en enero del 2001 arranque acá.

-(Comenzaba otra pregunta cuando Lisandro –puntualizando con su dedo índice- interrumpió…)

-Antes me había venido a probar como 45 veces, por intermedio de mi viejo o por amigos de él. No tenía idea lo que era un representante en ese momento. Venía, me probaba y me volvía a mi pueblo; no me gustaba. No era justo para mí que me prueben en 20 minutos con 10 pibes más que no conocía. ¿Cómo podía mostrarme así? Psicológicamente era horrible.

-¿A qué clubes fuiste?

-Rosario Central, Newell’s, All Boys, Boca, San Lorenzo, Vélez dos veces, Lanús dos veces. Hasta que la última vez, a los 17, dije: “No voy más”. Me había anotado para estudiar ciencias económicas en la facultad.

-Si no hubieses sido jugador…

-Hubiera estado laburando en el campo. ¡Pero bien, eh! De encargado o algo, ja. No me costaba el estudio pero no tenía constancia.

-¿Te gusta ser famoso?

-No, no me gusta. Sí me gusta ser reconocido por lo que hago, como lo siento acá y sentí en casi toda mi carrera.

-Pero quizás sirve para ayudar, arrastrando influencias, por ejemplo.

-Ah, sí, obvio. Podés ayudar a alguien, pero eso no es por ser famoso. Es porque laburás en algo que es popular y masivo y que la gente siente un fanatismo que la lleva a hacer cosas insólitas. También por tener un buen pasar, quizás podés colaborar. Y muchas veces me he beneficiado: por ejemplo, cuando vas a hacer un trámite y hay un hincha de Racing, tenés una excepción. Ahí ayuda.

-¿Ir a comer gratis a algún lugar o cosas por el estilo?

-No, jamás. Primero porque no salgo mucho a comer y segundo porque me peleo con el dueño del lugar si no me quiere cobrar.

En un mundo en el que, sin importar la edad, las redes sociales crecen continuamente en cantidad de usuarios, Lisandro López se muestra esquivo y rehúye de ellas. “Son una herramienta espectacular de trabajo, de comunicación y de pelotudez. No las uso porque no quiero ser parte de eso. No me interesa entrar a un Instagram para ver lo que publicó tal o cual persona. Por ejemplo: ‘Domingo a la tarde tomando sol con mi amor’;  ¡dejate de hinchar las pelotas, hermano! Tomá sol y disfrutalo. ¿A quien le querés mostrar eso?
Esas cosas son las que no entiendo”.

Su descargo no termina ahí sino que -encendido- explica que nunca podría subir una foto, por ejemplo, pescando en el arroyo de Obligado porque no logra entender a quién le podría interesar. “Tenés que tener una autoestima importante. ¿Por qué querer compartir eso con el mundo entero?”, suelta.

Entre risa e indignación, los ejemplos para argumentar su disgusto con este fenómeno social caen tan fácilmente de su boca como los goles de sus pies. “A veces se sacan una selfie con la cara al lado de la cámara y ponen:´Buenos días´. ¡¿Qué estás pensando cuando hacés eso?! Me gustaría estar en la cabeza del otro para saber qué quiere lograr. A mi no me cabe”, sentencia.                                               Entre la pelotudez –como dice Licha- que se hace presente en las redes sociales, figuran los comentarios –muchas veces desde el anonimato- con el solo fin de dañar y que generalmente afecta a las familias. Esto se vuelve una situación habitual para las personas públicas o reconocidas y el capitán de La Academia no es la excepción: “Mi vieja arrancó con Facebook. Hace un tiempo vio una foto mía y había mil comentarios diciendo cualquier barbaridad. Algunos bien y otros mal, como todo. Y yo le contesté: “Jodete, ya te dije mil veces que no los leas”.

-¿Te gusta mirar películas?

-Sí, me gusta el género dramático tirando a triste. También me gusta mucho leer. ¿Me pedís que te nombre algún libro? –consulta Licha, interesado por el tema-.

.Los que más te gustaron.

-Marianela, de Benito Pérez Galdós; La Tregua, de Mario Benedetti; y Veronika decide morir, de Paulo Coelho.

-¿Leés en las concentraciones?

-Sí, leo. Total el Negro (Matías Zaracho) duerme todo el día, así que no hay problema, ja.

-¿Los demás jugadores leen?

-Lucas Orban y Augusto Solari, por ahí. Va en gustos. La lectura te abre un poco la cabeza, te da más vocabulario, pero si no te llama leer… Algunos juegan a la play. He aconsejado de leer pero no se puede exigir.

-¿Por qué Qatar? Cualquiera podría decir que fuiste por la plata…

-Te voy a contar la historia con detalles –y se acomoda en el asiento- para que se entienda. Después de 3 años y casi 80 goles en Lyon, el técnico decidió ponerme de volante por izquierda, más volanteando que atacando y yo no estuve de acuerdo: Gomis iba de 9, Lacazzette por un lado, yo por el otro y Gourcuff o Grenier de enganche.Después de 6 meses y de hablarlo mucho con él, decidí devolverle la cinta de capitán y le dije que prefería esperar en el banco antes de jugar en esa posición.                                                           En ese fin de año tengo la opción de irme a Juventus, pero el presidente del Lyon me cerró la puerta. Al no tener representante, era yo el que hablaba con los entrenadores. Faltando una semana para finalizar el mercado, me llamó André Villas-Boas, DT del Tottenham. Tenía todo arreglado y el presidente me volvió a cerrar la puerta. ¡Ah! De paso, te dejo un dato de color: en ese momento me enteré de que Villas-Boas también me había querido llevar al Chelsea anteriormente y jamás me lo comunicaron. Fue tal la frustración y la decepción que dije: “No juego más en Europa”.

-¿Entonces?

-Lo primero que hice fue llamar al Ratón Ayala (Manager) para venir a Racing, pero me dijo que era imposible porque el Lyon pedía 6 o 7 millones de euros. Me quedaba un año de contrato y yo estaba haciendo fuerza para que me dejen salir. Rumbeé para el lado de Brasil porque estaban volviendo jugadores de renombre, pero libres…                            Entonces un día apareció un marroquí en Francia y me comentó que el presidente de Al-Gharafa (Qatar) le dijo que se volviera conmigo o que no se vuelva. Yo ni loco, dije. Pero el tipo se quedó en Francia e insistió. Mientras tanto en Lyon me querían mandar a Mónaco o Napoli. Pero como dije que en Europa no jugaba más, me fui a Qatar. Iba a ganar más con un contrato nuevo de 3 años en Francia que de 2 en Qatar, para que te des una idea. Los que cobran en serio son los Xavi, Raúl, Samuel Eto´o…

-¿Y?

-A los 6 meses me quería ir a la mierda, pero no me arrepiento de ir. Además, como el club fue suspendido por FIFA para contratar a raíz de una negociación irregular, a los 4 extranjeros que estábamos en el equipo no nos dejaban salir. Entonces pasaron 6 meses más y después estuve el año que me quedaba para completar el contrato y me fui.

-¿Cómo es la vida allá?

-En Qatar la vas a pasar muy bien porque el 85% de la población es extranjera. Tenés todo tipo de comida, hay playa y desierto. Si te gusta salir de compras, a comer o a tomar algo, lo podés hacer tranquilamente. Si en tu laburo estás bien, la vas a pasar bien. Pero no me hallaba jugando con 40 personas en la cancha; o quizás los entrenamientos son más flojos y a veces llegan tarde y no hay problema.

-¿En qué fallaste en tu carrera?

-En no cuidarme mejor. No era de salir de joda, eh. Más bien un poco con las comidas, en la recuperación y no darle mucha bola a la parte física. En término de horario también. Porque más allá de no ser un tipo salidor, soy de dormir poco. Nunca le di bola a eso. Pero siempre dejé todo, no tengo nada para reprocharme.

-¿Por qué no te pudiste asentar en la Selección Argentina? ¿Fue sólo futbolístico?

-Sí, creo que fue 100% futbolístico. Nunca hubo una discusión con Maradona como había salido.

-Pero una vez dijiste que teniendo un perfil más alto, capaz ibas…

-Y… capaz que vendiendo un poco más de humo, tenía un par de chances más. En ese momento a la liga francesa no se le daba mucha importancia. Además, había delanteros que estaban muy bien. ¡Pero yo también, eh! La verdad es que no se dio y no le busco otra explicación.

-¿Mejor socio en la cancha?

-Lucho González.

-¿Mejor director técnico?

-El que más me enseñó fue Jesualdo Ferreira. Lo tuve en el Porto los últimos dos años. Un viejo cascarrabias. Me enseñó el tema de los perfiles, los controles orientados, los movimientos. Era muy insistente con esas cosas. Laburaba mucho.

-¿Todavía te queda algo para mejorar?

-Todo, pero a esta edad ya es complicado, ja. Siempre digo lo mismo igual: no hay límite de aprendizaje. Todos los días trato de controlar y patear un poco más rápido. Hoy por hoy quiero ejecutar algo que dice mi cabeza y el cuerpo no me da. Controlar con un giro y patear, y cuando giraste el culo te quedó en la puerta 12, ja.

-Salir campeón con Racing…

-Sí, yo dije que teníamos la obligación de salir campeones o de pelear hasta el final…tenemos que llegar ahí arriba a diciembre y después quedan los 10 partidos del año que viene. ¡Pero no va a ser fácil, eh!

-Después del fútbol…

-Seguiré laburando de otra cosa…todavía no sé de qué…

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